Se llama Síndrome de Cronos
dentro de una organización al temor de un supervisor o jefe a ser desplazado
por un subordinado. Bajo esta situación, los subordinados nunca van a tener una
oportunidad de crecer o expresar sus propias ideas dentro de la organización.
El nombre “Síndrome de Cronos” está
relacionado con la leyenda que cuenta que el dios Cronos tenía tanta sed de poder que atentó contra
su padre Urano con la única intención de poder ocupar su lugar, es decir, ser el
amo del universo. Urano queda malherido,
y lo maldijo a tener la misma suerte con sus hijos. Para que esto no sucediera, Cronos decide devorar a sus hijos al nacer, pero
por la astucia de la diosa Rea, Zeus, uno de sus hijos, consigue salvarse y pasa
a ser el amo del Universo, es decir, le paga con la misma moneda.
Ahora bien, como puede ser perjudicial el Síndrome de Cronos
en la política de innovación de una organización?
Si hablamos de una política de innovación
participativa, son aceptadas las ideas de todos los integrantes de la organización,
incluso los que forman parte de la base de la misma, o sea el nivel
operacional. Recordemos que el 87% de
las innovaciones son incrementales en calidad o cantidad, por lo que pueden ser
generadas por cualquier integrante de la compañía para optimizar su trabajo en
el día a día.
Como están planteadas la mayoría de
las organizaciones en la actualidad, con varios niveles jerárquicos, es complicado
aplicar una política de innovación que genere ideas desde la base de la pirámide
organizacional, ya que las mismas no serían tenidas en cuenta por los
supervisores, quienes las filtraran, las
dejaran sin efecto o simplemente, trataran de imponer dichas ideas como propias.
Todo esto es, obviamente, por el miedo a
perder la posición que tanto le costó ganar y por el temor a ser superado por
un subordinado.
Hay un caso que, a mi criterio,
es emblemático, que es el de Bill Gore, que tan bien explica Gary Hamel en “ElFuturo de la Administración”.
Bill Gore es un ingeniero que
trabajó durante 17 años en DuPont, en donde notaba que le costaba mucho pasar
el entramado de jerarquías a tiempo de presentar o implementar alguna idea. Eso
tendía a sofocar la creatividad y la innovación, al tener que pasar por
distintos niveles jerárquicos que, o no tenían en cuenta sus ideas o directamente,
la subestimaban. Aquí es donde opera el Síndrome de Cronos: cuantas de esas buenas
ideas que eran propuestas por Gore haría perder protagonismo a sus superiores
inmediatos? Es por esto que se subestimaban ideas brillantes, como el PTFE (luego
conocido como Teflón), o la tela Gore-Tex, compuesto a prueba de agua pero “que
respira”, dos de las invenciones más brillantes de Bill Gore.
El resultado de esto fue el
esperado: Bill Gore se independizó y creó una compañía en donde los niveles jerárquicos
son los mínimos y cualquiera puede expresar libremente sus ideas. Cada empleado tiene acceso directo a todos los
niveles de la compañía y puede presentar su proyecto. Gore crea una típica compañía
que utiliza la filosofía de la Teoría Y, que tan bien explica Douglas Mc Gregor
en “The Human Side of Enterprise”, una organización en donde sus integrantes
son personas motivadas y dispuestas a resolver sus propios problemas dentro de
ella.
Esto trae una “redistribución del
poder”, a lo que no están acostumbrados los mandos medios y supervisores de una
organización tradicional de la Era industrial, que viven una real burocracia,
en la que cada uno “cuida su silla” ante sus pares y subordinados. En este tipo
de organización el poder esta desconectado del cargo.
Como conclusión, puedo decir que
organizaciones abiertas, con pocos niveles jerárquicos y en donde todos puedan
expresar sus ideas y opiniones son las más favorables para una política efectiva
de innovación participativa, que redundara además, en una organización mas ágil, con integrantes más
satisfechos, motivados y proactivos.
Espero sus comentarios.
Claro, directo (pero no áspero), muy gráfico y docente. Apela a la lógica y el sentido común.
ResponderEliminarEn definitiva Bueno y breve, es decir dos veces bueno. Irrefutable salvo para los jerarcas atornillados a sus sillones por el temor a perder privilegios
Un placer leerlo
Eduardo Enrique Sosa
Muy buen post. Muy acertado con la actualidad organizacional.
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