En la mayoría de las ocasiones se
presenta al Estado y al emprendimiento (y la innovación) como dos mundos
separados. La idea de un Estado con exceso de burocracia, lento y sin dinámica indica
que es imposible emparentarlo con la dinámica, la innovación, la rapidez y lo
brillante del mundo emprendedor.
Sin embargo, existen experiencias
que indican lo contrario. Mariana Mazzucato es directora del Instituto para Innovación
y Propósito Publico en la UCL (University College London) y una voz experta en
temas de innovación y tecnología. Ella afirma que varias de las innovaciones
que actualmente están en el mercado y que han sido disruptivas en su momento
han sido originadas por iniciativas estatales y fondos públicos.
Los ejemplos más relevantes que nombra
Mazzucato son realmente impresionantes y decisivos en la historia actual del
mundo. En su libro “Estado Emprendedor”, Mazzucato afirma que es un mito que el
Estado no pueda llevar a cabo experimentos innovadores y que las principales
innovaciones que están actualmente liderando el mercado fueron producto de
inversiones de fondos estatales e incubación en organismos dependientes del
Gobierno.
Dentro de los ejemplos que brinda
Mazzucato, los más relevantes son la
Internet, que en sus inicios fue desarrollada dentro de una red de computadoras
llamada Arpanet, perteneciente a las Fuerzas Armadas de EE.UU y algunos
proyectos de Apple y Google, que fueron financiados fuertemente con montos
provistos por el Estado.
En lo que se refiere a energías limpias,
los gobiernos de Dinamarca, Alemania y Corea del Sur han desarrollado
importantes inversiones con el fin de apoyar distintos emprendimientos.
Es un mito entonces que todas las
innovaciones parten desde lo privado. Las más disruptivas y audaces han sido
generadas con fondos públicos y apoyo gubernamental. Es hora de que el Estado
tenga en cuenta que estos fondos públicos para I + D sean tomados y tenidos en
cuenta como una inversión para que los países mejoren día a día y puedan crecer
de forma sostenible y sustentable.
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